Quilter's Catnip
The morning after: I visited the show yesterday and I'll pick up the quilts tonight. First things first though... here is Paula's quilt for her doll Rosa. It was a great feeling to see this one done. It is too late for Rosa to enjoy it, I think, but I hope Paula will. Another hand pieced, hand quilted small one to add to the finishes of this year.
As I finished this one, I couldn't help but start thinking of the next quilt. Part of the excitement of going to a quilt show is to get inspired, whether by seeing something hanging that grabs you, or visiting the vendor booths and enjoying the wares of shops too far for a casual drive. At least, that used to be the case. Internet shopping has allowed me to see the newest books and patterns as they become available, not to speak of so many fabrics I'd love to have, there isn't time or money enough to buy it all. I can take virtual tours of some museums and see gorgeous antique quilts in auction houses.
Still, there is something about touching and seeing fabrics in real life that's like catnip to a quilter. Absolutely irresistible no matter how hard you try to get away from them. Not to speak of gizmos and gadgets that most quilters just have to have. Like Tito, I am inmune to catnip for the most part. I've never been too keen on gadgets, or bought very many books. As for the fabric, I am one track minded like Shrillbert, so unless tempted by civil war repros, I don't fall for it :) As I was walking in, I saw ladies walk out with bags full of quilter's catnip. That got my hopes up so high, I was ready to spend every bit of green in my wallet. No dice. Only one booth had one line of reproductions. I walked out *gasp* with half a yard of fabric. My catnip bag was puny! What's worse, my hopes of finding the perfect pattern that I HAD to have to start straight away were not to be realized. Nothing really grabbed me. Back to the drawing board and the blank slate (nearly... I admit to having been playing around with two ideas for the last few days).
As for the show itself, it was much smaller than in previous years. There were 18 hand quilted quilts out of a total 202. Considering 29 were in categories that are non judged -youth, challenge and antique-, it puts hand quilting a hair over 10%. As for professionally quilted quilts, there were 54 of them. That's about 30% and the largest category, followed by small quilts, machine quilted (43 in that group). Once home and thinking about it, I couldn't help but wonder about the reason. Maybe less time, maybe recession and the price of fabric, maybe a combination of both. The number of quilters in a town this size should be fairly steady, but the number of entries has gone down considerably. Stashes get bigger, but quilts don't get made. There are more gadgets and gizmos than ever, as there are new books and patterns coming out every month.
Food for thought, isn't it?
La mañana despues: Visité la expo ayer y hoy recogeré los quilts. Lo primero... aquí está el quilt de Paula para su muñeca Rosa. Estoy contenta de haberlo terminado. Aunque creo que Rosa no lo va a disfrutar, espero que Paula sí lo disfrute. Otro hecho totalmente a mano para redondear la cuenta de terminados éste año.
Según lo terminé, empecé a pensar cual va a ser el siguiente. Parte de lo que hace visitar una expo emocionante es la inspiración, o que viene de ver un edredón colgado que te gusta o al visitar las tiendas de sitios más o menos lejanos que uno normalmente no va a ver porque están demasiado lejos para ir de escaparates. Por lo menos, así solía ser. Con comprar en internet, ahora uno puede ver los libros y patrones más nuevos, y ni que decir de telas que ni hay tiempo ni dinero suficiente para comprar todas las que me gustan. Y encima puedo visitar virtualmente museos y casas de subasta y ver quilts antiguos que me inspiran.
Aún así, algo tiene tocar y ver telas que es como hierba de gato para las quilteras. Totalmente irresistible por más que lo intentes. Y ni hablar de chismitos que atraen y que tienes que comprar sin remedio. Como Tito, más o menos soy inmune a "la hierba de gato". Nunca me han gustado los chismitos, y tampoco nunca compré muchos libros. La tela, soy de ideas fijas como Shrillbert. Si no hay reproducciones del siglo diecinueve, no compro. Según estaba acercandome a la expo, vi a señoras salir con bolsas llenas de cosas. Me preparé a gastar hasta el último duro en mi cartera. No... salí con media yarda de una tela azul clarito. Mi bolsa de hierba de gato estaba vacía! Y aún peor, mis ilusiones de encontrar el patrón perfecto al que no podría resistirme se quedaron en ilusiones. No había nada que me llamase la atención. Volvemos a la pizarra en blanco (aunque reconozco que ya tengo un par de ideas en mente para el siguiente).
La expo fue más pequeña que en años anteriores. Sólo había 18 acolchados a mano de un total de 202. Considerando que 29 entraban en categorías no juzgadas -juvenil, reto y antiguos-, pone el percentaje de acolchado a mano en un pelín sobre el 10%. Había 54 acolchados profesionalmente. Un 30%, más o menos. El siguiente grupo con más fue el de acolchado a máquina, tamaño pequeño. Una vez que llegué a casa y lo pensé, me dio por pensar en las razones por las que había tan pocos. Quizá porque tenemos menos tiempo, quizá el precio de la tela y la recesión económica. En un pueblo de éste tamaño el numero de quilteras viene a ser el mismo todos los años, pero el número de edredones ha bajado considerablemente. Los montones de tela en nuestros estudios crecen, pero no hacemos edredones con ellos. Hay más chismes y mejores, y cada mes salen patrones y libros nuevos.
Para pensarlo, no?