Ode To A Dead Ironing Board
avive el seso y despierte,
contemplando
cómo se pasa la vida,
cómo se viene la muerte
tan callando"
Jorge Manrique, Coplas Por La Muerte De Su Padre
My ironing board finally broke beyond repair. I have had it for the last eight years; it had seen a lot of wear and tear not only from ironing clothes and blocks, but also because of three cats -who we all know by now- and their using it as a surfing board, a stepping block in their mad chases, a warm place to nap on in the winter... you get the idea. I had even used it to prop my foot up years ago when I had a sprain and couldn't walk for a few days.
It had rusted, it was covered with aluminium foil, layers of batting, the one leg was bendy. But the last straw was literally the fact bendy leg couldn't even take Tito's straw weight. Last week he jumped on it, and it slowly but surely it bent all the way almost to the floor. Ironing at a slant wasn't really productive, so it was time for a new one.
Saturday was the day. I went and got a new board. I think it will be a good one. It has a mesh underneath instead of the solid metal surface with holes AND it has four legs instead of only two for a little added stability. To break it in, I did this week's ironing yesterday morning. Works great so far. Today, I've been ironing triangle strips. Shrills has already given it his paw of approval. The old one sits in the hallway waiting for garbage day. I saved the cover, God knows why... it's scorched, stained and it might even have a rip or two :) Sentimental reasons? My old ironing board, the workhorse that I had never really thought of much at all, except when I realized it was time to say goodbye.
Mi tabla de planchar se acabó de romper del todo. La tenía desde hace ocho años. Había sido usada para todo, desde planchar ropa y bloques hasta ser tabla de surf para tres gatos -cuyos nombres conocemos más que de sobra-, ser "casa" en sus carreras locas por toda la casa, o un sitio para tumbarse y dormir calentitos en el invierno. Hasta la había usado para levantar el pie cuando tuve un esguince y tuve que pasarme unos dias en casa sin poder andar.
Estaba oxidada, cubierta con capas de papel de plata, más capas de guata, una de las patas se doblaba ella sóla. Al final fue la pata que se doblaba la que no fue capaz ni de aguantar el peso de Tito la semana pasada. Se subió y poco a poco empezó a doblarse hasta que llegó casi al suelo. Planchar en ángulo no es muy productivo, así que llegó la hora de comprar uno nuevo.
Sábado: salí a por el nuevo. Encontré uno que tiene una rejilla en vez de la superficie de metal con agujeros y además tiene cuatro patas en vez de dos. Para estrenarlo, me planché una semana de ropa ayer por la mañana y funciona bien. Esta mañana he estado planchando tiras de triángulos. Shrills ya le ha dado su voto de confianza. La vieja espera el dia de basura en el pasillo. He guardado la cubierta, Dios sabe porqué. Está quemada, tiene manchas y hasta algún agujero. Razones sentimentales, supongo :) Mi vieja tabla de planchar, el caballo de batalla en el que no pensamos nunca hasta que ha llegado el momento de decirle adiós.
4 Comments:
pues tienes toda la razón, porque no sabes la mucha falta que te hace hasta que se te rompe :-)
Sí, es cierto, solo sabes lo que usas una cosa cuando no puedes usarla más!!
Ahora paciencia y tiempo para encariñarte con la nueva1
besos
"Una oda a la tabla de planchar"
Que divertido.......
Me tienes a carcajadas!!!!
Abrazos
Great reading your blogg
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